Se está terminado el año y como suele suceder para estas fechas, a muchas personas les agarra una especie de “locura” por las cosas que no pudieron concluir o dejaron de hacer. ¿Qué es lo más importante, lo que pasó, el presente o lo que viene?
Para mí las tres cosas son muy significativas: es necesario poder hacer un balance de todas las metas planteadas a lo largo del año y evaluar cada situación en particular, como así el presente, el “hoy” y reconocer cómo estamos, cómo nos sentimos, que logramos y naturalmente poder planificar nuestro futuro también es fundamental.
Es bueno preguntarse: ¿Por qué casi toda la gente desea más y obtiene menos? ¿Por qué la mayoría de las personas no obtienen lo que desean? En ocasiones, la razón por la que las personas no obtienen lo que desean es porque no saben lo que desean o se olvidan lo que quieren.
Hay mucha gente insatisfecha con su vida, y aunque aspiren a un cambio, desconocen exactamente de qué índole. Cuando deciden introducir innovaciones a su día a día, se encuentran tan agobiados con las responsabilidades cotidianas que sus metas pasan a un segundo término y en poco tiempo las olvidan por completo. Las excusas comunes, “no tengo tiempo”, “eso no me interesaba”. Así somos. Es que en realidad, el esfuerzo para cambiar es arduo, entonces se le dedica menos tiempo cada día, y finalmente lo hacen a un lado.
¡Stop!
Primero dedicale el tiempo necesario para determinar dónde estás, donde deseas estar y que estas dispuesto a hacer para llegar allí. No lo hagas de forma mental, es imprescindible que anotes todo en un cuaderno o libreta, y que cada tanto lo vuelvas a revisar, la vida no se cambia de la noche a la mañana, y el enfoque sobre un determinado problema puede variar.
Una manera sencilla es hacerte algunas preguntas y escribir lo que salga, bien consciente pero “desde adentro”, con la mayor sinceridad posible en tus respuestas. De poco sirve que las contestes para quedar bien vos mismo, con tus familiares, jefes o tus amigos.
Aquí te dejo unos Tips para que te sirvan de guía a la hora de “parar la pelota” y saber cómo sigue la “jugada” y termina el “partido”.
El año se acaba
- ¿Dónde estás ubicado en relación a tus metas planteadas?
- ¿Cuáles fueron tus actividades más importantes desarrolladas en este último año?
- ¿Cuáles fueron las alcanzadas? Resalta con un fibrón de color las que consideres “logros” importantes.
- ¿Qué has hecho diferente para lograrlas?
- ¿Qué motivos surgieron que te impidieron conseguirlas?
- ¿Qué se interpuso en tu camino? ¿Qué vas a hacer con ellas ahora?
Observa tu presente
- ¿Lo que estás haciendo actualmente es lo que verdaderamente querés hacer?
- ¿Cuánto tempo le dedicas a tu pasión, a lo que verdaderamente te hace feliz?
- ¿Qué le está faltando a tu vida en este momento? (Si tuvieses la lámpara de Aladino y pudieras obtener ese elemento al instante, ¿lograrías de inmediato la felicidad y la realización?)
Llega el 2018: anda por él
Planteate nuevos desafíos, metas y objetivos, y volcalos en un almanaque, así como también los compromisos ya asumidos. Es importante que lo veas, que te hagas una idea de cómo viene tu año.
- ¿Vuelves a insistir el año próximo con las metas no cumplidas o vas a reformularlas?
- ¿Cuánta gente nueva has conocido? Escribí un mínimo de 10 personas que conociste y en las cuales consideras que existen nuevas oportunidades para el año próximo.
Al fin y al cabo, parecería que triunfar es mucho más fácil de lo que uno se imagina. No se trata de suerte, ni de magia ni de pensamiento positivo o cambio de carácter, sino que pareciera que el secreto es simplemente definir metas idóneas para vos (y no para los “otros”) y dividirlas en etapas cortas y fáciles de poner en práctica. Una vez que puedas incorporarlo como rutina a tus actividades, todo resultará más fácil, por lo menos, es lo que a mí me sucede.
Para finalizar, te dejo algunas frases que me acompañan:
“Al final todo va a salir bien, y si aún no ha salido bien, es que todavía no es el final”
Recuerda que “la vida no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa”.
Por: Dr. Cristian Kulzer