Las habilidades clínicas son esenciales, pero no bastan para que un emprendimiento sea rentable

Hace unos días, conversando con un conocido sobre la situación del país y los desafíos de emprender, me contó la historia de alguien que conoció. A pesar de tener todas las habilidades para destacar en su campo, fracasó estrepitosamente al intentar iniciar su propio negocio.

Esa historia me dejó pensando porque refleja una realidad que he visto repetirse una y otra vez en el mundo odontológico. Aunque en muchos casos no llega al cierre definitivo, la falta de estrategia lleva a que muchas clínicas estén perdiendo dinero sin darse cuenta.

El caso era el de un maestro pizzero de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. Su nombre, según me contó, era Martín, un apasionado de la pizza que dedicó seis años a perfeccionar su técnica y a explorar nuevas tendencias gastronómicas. Martín se especializó en el uso de masa madre, pizzas veganas y combinaciones de sabores poco convencionales, como peras con queso azul y miel o remolacha con rúcula. Había invertido tiempo en cursos, tanto online como presenciales, para crear recetas únicas y saludables, soñando con llevar este concepto innovador a su ciudad.

Convencido de que su propuesta sería un éxito, Martín abrió su propia pizzería. Invirtió cerca de 4,5 millones de pesos en un pequeño local céntrico, adquirió un horno de leña artesanal y diseñó un menú exclusivo con opciones creativas. Confiaba en que su pasión y habilidades serían suficientes para conquistar el mercado. Sin embargo, contra todo pronóstico, la pizzería cerró después de dos años.

¿Qué salió mal?

El problema fue una combinación de factores, más allá de la situación económica del país. Martín no investigó el mercado ni comprendió a quién estaba dirigido su producto. En su zona predominaban familias y trabajadores que preferían pizzas tradicionales a precios accesibles. Las opciones de Martín eran más caras, y muchos evitaban su pizzería porque no valoraban la calidad de los ingredientes ni se sentían atraídos por los sabores innovadores.

Además, después de invertir casi todo su presupuesto en acondicionar el local, se quedó sin dinero para realizar campañas de marketing y publicidad que ayudaran a atraer y educar a su público sobre los beneficios de su propuesta. Como resultado, los ingresos apenas cubrían el 60% de los costos fijos durante el primer año, y las deudas comenzaron a acumularse.

Esta historia me recordó lo que sucede constantemente en la comunidad odontológica: profesionales con habilidades clínicas sobresalientes enfrentan grandes dificultades para manejar sus clínicas como negocios rentables.

Los errores más comunes que llevan al fracaso

Al igual que Martín, muchos odontólogos no investigan a su público objetivo ni planifican su estrategia comercial. Estos son algunos de los errores más comunes:

  1. Falta de conocimiento del mercado: No todos los pacientes buscan lo mismo ni están dispuestos a pagar lo mismo. Sin un análisis adecuado, es fácil dirigirse al público equivocado o subestimar lo que realmente valoran, como le ocurrió a Martín, quien no entendió que su propuesta gourmet no conectaba con su zona.
  2. Gestión financiera deficiente: Tener tratamientos con altos ingresos no asegura la rentabilidad de la clínica. Sin un control adecuado de costos, precios y márgenes, es imposible mantener la estabilidad financiera. Martín fijó precios elevados sin calcular correctamente sus costos ni evaluar si su público estaba dispuesto a pagar.
  3. Resistencia a capacitarse o delegar: Muchos odontólogos intentan hacerlo todo solos, generando agotamiento y limitando el crecimiento de su clínica. Martín tampoco buscó ayuda ni invirtió en marketing, creyendo que su pasión sería suficiente para atraer clientes.

En resumen, un odontólogo no puede confiar únicamente en sus habilidades clínicas para garantizar el éxito de su clínica. Es fundamental aprender, capacitarse y rodearse de expertos que puedan orientar en áreas clave como gestión, marketing y finanzas.

La buena noticia es que nunca es tarde para empezar. Las asesorías y capacitaciones están diseñadas para ayudarte a evitar errores comunes y transformar tu clínica en una empresa rentable. El primer paso es reconocer que siempre hay algo que se puede mejorar.

Recuerda: no se trata solo de cuánto sabes de odontología, sino de cuánto estás dispuesto a aprender sobre cómo gestionar tu clínica como un negocio. Como dice el dicho: “El conocimiento es poder, pero solo si lo aplicas”.

¡Empieza hoy a construir la clínica rentable con la que siempre has soñado!

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