
La lluvia suele inspirar a muchas personas… y hoy, a mí me dio ganas de hablarles sobre un tema que me preocupa.
Como lo he mencionado otras veces, hace años acompaño a profesionales de la salud y dueños de clínicas dentales en el desafío de lograr que su proyecto funcione de manera saludable y organizado. No solo desde lo clínico, sino también desde su administración, su comunicación y el posicionamiento de su marca.
Y si algo he visto repetirse una y otra vez… es esto:
En los últimos años, cada vez más colegas me han contactado con la necesidad de aumentar el flujo de pacientes nuevos, esperanzados en que una campaña de publicidad en redes sociales pueda resolver de forma rápida y sencilla su situación.
Recuerdo el caso de una clínica dental importante de una ciudad del interior del país que, mes tras mes, destinaba un presupuesto considerable a una agencia de marketing. Con ellos hacían publicidad en Google y en sus redes sociales pero los resultados esperados nunca llegaban. Según relataban había personas que se contactaban, pero no llegaban a tomar un turno o la mayoría que sacaba uno luego no acudía.
Luego de una consulta con ellos, suspendieron temporalmente esa inversión y luego de un trabajo minucioso de investigación descubrimos que el problema no estaba en la agencia, sino puertas adentro: no había quien respondiera las consultas de manera correcta, no existía un protocolo para recibir pacientes nuevos, y tampoco había un estudio de los precios de sus tratamientos. No contaba con acciones de seguimiento en su base de datos ni con indicadores de las diversas áreas de producción. Era evidente que el problema comenzaba mucho antes de que aparecieran los anuncios, y así, cualquier inversión en marketing se volvía un gasto sin retorno.
Antes de buscar afuera, hay que ordenar adentro.
Pero no es el único caso. He conocido clínicas que contratan agencias sin siquiera tener una identidad de marca definida. En algunos casos, ni siquiera tienen las redes sociales activas o su sitio web está completamente desactualizado.
Y eso puede pasar. Lo importante es saber que antes de salir a hacer acciones de difusión, hay que construir una base sólida. Armar todo lleva trabajo, inversión y tiempo. Y no solo me refiero al diseño de marca, sino también a definir las reglas de juego y establecer objetivos claros y alcanzables.
Muchas veces no hay un proceso efectivo de seguimiento, con personal entrenado y guiones adecuados de comunicación. Tampoco claridad sobre el tipo de consulta, precios, tiempos, formas de pago o beneficios reales para el paciente. Entonces, cuando llegan consultas desde Instagram o Google, se diluyen. Se pierden.
En esos casos, una agencia no va a resolver el problema porque no hay una base sólida desde donde construir.
Antes de buscar afuera, hay que ordenar adentro.
También hay un punto ciego muy común: no se considera que el marketing digital es un proceso que toma tiempo. Muchos esperan resultados en una semana, cuando en realidad se necesita coherencia, constancia, paciencia e inversión. Pero no es solo publicar o poner dinero en anuncios. Es construir confianza, autoridad, comunidad. Y eso no se terceriza completamente: se requiere compromiso del equipo, generación de contenido propio, testimonios de pacientes reales, disponibilidad para grabar, responder, mostrar el día a día.
Por eso, antes de buscar una agencia o contratar a un community manager, te invito a hacer este chequeo:
- ¿Tienes clara tu identidad de marca y cómo comunicarla?
- ¿Tu página web y redes están activas y alineadas con lo que haces hoy?
- ¿Sabes qué tratamientos quieres posicionar, a qué tipo de pacientes quieres atraer y cuál es tu propuesta de valor para ellos?
- ¿Cuentas con un protocolo de primera consulta, seguimiento y conversión?
- ¿Tienes tiempo (o alguien en tu equipo) para responder las consultas que lleguen, grabar contenido, participar activamente en el proceso?
Si muchas de estas respuestas hoy son «no», quizás no es el momento de llamar a una agencia de marketing y publicidad. Tal vez es el momento de ordenarte, preparar a tu equipo y construir una estrategia integral que te permita aprovechar realmente cada peso que destines en la difusión.
Lo que está en juego no es sólo lo que inviertas en una campaña. Es la confianza que construís (o no) en las personas que llegan a ti. Es tu tiempo, tu energía y tu marca profesional.
Una buena asesoría, en el momento justo, puede ahorrarte meses de frustración y darte una hoja de ruta clara para crecer con solidez. Porque nadie puede hacer crecer lo que no está preparado para recibir.
Y como alguien que estuvo de los dos lados —dirigiendo una agencia y acompañando a clínicas —, sé que cuando uno ordena, entiende y se compromete con su propio proyecto, los resultados a la larga llegan. No por magia. Sino porque se trabaja con foco, coherencia y sentido.
Antes de buscar el «empujón» de una agencia que te promete pacientes, asegúrate de tener el terreno listo para construir.
Antes de buscar afuera, recuerda definir con precisión tu propuesta como marca y cómo vas a ofrecer valor real, de forma organizada y sostenible.
Ahí es donde empieza el verdadero cambio. Y eso lleva: tiempo, trabajo y reflexión.
«No lo olvides: los pacientes no se generan afuera… se crean dentro de la clínica.»