Existen muchas maneras de generar cambios importantes en nuestra vida en algún momento de crisis. Las crisis personales son un importante propulsor para la toma de decisiones, algunas de ellas quizás se conviertan en pilares por el resto de nuestros días. Las siguientes recomendaciones se pueden resumir en tres pasos para poder lograr el cambio deseado.
Primero, hay que volver a orientar los pensamientos hacia el enfoque racional. La mayoría de las veces lo que pareciera ser resistencia es simplemente falta de claridad, por lo tanto, es buena idea realizar un especie de guión o lista para poder contextualizar la situación en tareas específicas a desarrollarse en vez de intentar hacer el “gran cambio”.
El segundo paso se basa en dejar aflorar nuestro lado emocional. Las emociones al ser un constructor social; impregnado de valores y normas de conducta, son capaces de influir de manera positiva en la acción.
Enfocarse en las emociones solía estar asociado hacia tomas de decisiones impulsivas y poco reflexivas. Sin embargo, el centrarse en el aspecto emocional puede ayudar a cultivar un sentido de identidad fuerte que genere mayor determinación para llevar a cabo el cambio deseado.
El último paso a seguir, pero no por eso menos importante, consiste en trazar el camino, moldearlo de acuerdo a rutinas o hábitos con la finalidad de ordenar los pensamientos en torno a una dirección. Los cambios son más sencillos cuando se tiene una meta o un objetivo en mente para lograrlos.
Para terminar solo resta enfatizar en que si bien no existen fórmulas estáticas para lograr algo importante en nuestras vidas, lo cierto es que este tipo de protocolos pueden orientarte, o al menos inspirarte, a diseñar tu propio mapa de acción y así asumir el papel que te corresponde en tu vida: eres el narrador de tu propia historia.
Por Dr Cristian Kulzer