Como inteligencia emocional denominamos al conjunto de habilidades psicológicas del ser humano para comprender, expresar y gestionar las emociones propias y reconocer y entender las de los otros.
En este sentido, la inteligencia emocional es también lo que permite que las personas puedan hacer un uso consciente de toda esta información en materia de emociones para conducir su forma de actuar, de pensar y de relacionarse con los demás.
Como tal, el concepto de inteligencia emocional incluye desde los sentimientos personales hasta los interpersonales, es decir, tanto los asociados a la esfera de lo privado y el autoconocimiento, como los relacionados con la dimensión social y la capacidad para comprender y desarrollar empatía con las emociones de los otros.
Esta habilidad se puede desarrollar y aplicar en los distintos campos donde nos desenvolvemos cotidianamente, como el trabajo, la familia, la pareja, los estudios, etc. Nos permite tomar conciencia de lo que sentimos, controlar nuestros impulsos, regular nuestros estados de ánimo, motivarnos y perseverar en nuestros empeños, tolerar presiones y frustraciones, evitar angustias que interfieran en nuestra vida, adoptar una actitudes empáticas ante los demás, entre otras cosas.
En el ámbito de la psicología, el concepto de ‘inteligencia emocional’ empezó a ser utilizado por diversos autores en la década de 1980. No obstante, el fenómeno de su difusión masiva y popularización no llegó sino hasta 1995, cuando Daniel Goleman publicó el libro Inteligencia emocional, que se convirtió en un fenómeno de ventas en Estados Unidos y que hasta el día de hoy se considera un texto de referencia en ámbitos como la psicología, la terapia de pareja o la gestión empresarial.
Fuente: www.significados.com/inteligencia-emocional/